El pasado 21 de mayo, mientras un equipo de emergencia de la ONG española olVIDAdos se movía entre las ruinas de Dergachi, un pueblo al norte de la ciudad de Járkov y a 15 kilómetros de la frontera rusa, para distribuir medicinas y alimentos entre sus supervivientes, varias bombas estallaron a unos 100 metros de dónde estaban.

Habían ido hasta allí, acompañados por militares ucranianos, porque éstos les habían asegurado que esa zona estaba ya bajo su control y era segura. Se vio que no era así. La vicepresidenta de olVIDAdos, Olga San Martin, sufrió heridas leves al tirarse al suelo para protegerse y tuvo que ser atendida allí mismo por Teresa Blanco, una enfermera voluntaria de la ONG.

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